No es fácil encontrar espacios de reflexión histórica donde la pluralidad sea el denominador común que caracterice al grupo que lo integra. Y quizás, para mí, ese ha sido el condicionante más atrayente en mi corta experiencia con el Instituto Gerónimo de Uztáriz. Formar parte de un componente humano donde la experiencia generacional juega una baza importante, es un privilegio, sobre todo, en los tiempos que corren. Creo que es así, mediante la diversidad intergeneracional, como la transmisión de ilusiones aleja el agotamiento del conocimiento, aportando nuevas sensibilidades a la expresión de la realidad a través de la investigación. La sociedad necesitará siempre “esclarecer el pasado -en expresión de Josep Fontana- para entender mejor cómo actúa el presente». Y esta intención, sin duda, es la que alimenta al Instituto Gerónimo de Uztáriz.
Julián Zubieta Martínez