Una de mormones
En 1997 analicé, a través de diferentes libros parroquiales de bautismo, la evolución de algunos hagioantropónimos navarros como muestra de la evolución de la religiosidad local en época moderna y contemporánea, trabajo que acabó publicándose bajo el título Sainduen debozio familiarra antroponimiaren bidez Nafarroan (1999).
Su intrahistoria, temática incluida, rezuma odor de santidad. El Archivo Diocesano de Pamplona disponía ya de los microfilms de las fuentes que necesitaba. La máquina lectora todavía estaba embalada. El origen del reproductor y de las copias, como en otras diócesis, correspondía al material entregado por los mormones en su labor de microfilmar los libros de bautismo, fruto del acuerdo suscrito por la Iglesia Católica con la Sociedad Genealógica de Utah. Como es sabido, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posee una gran base de datos mundial a doscientos metros bajo tierra, en una cripta acorazada de la Montaña de Granito de Salt Lake City (Utah, EEUU), con la que elaborar árboles genealógicos para lograr la salvación. El director del Archivo, Don José Luis Sales, amigo al que visitaba con mis padres desde mi más tierna infancia en su Arlegui natal, fue un muro infranqueable.
Tuve que desplazarme personalmente a algunos archivos parroquiales, como los de Obanos, Arguedas, Caparroso, Milagro o Barásoain. Comenzaba a acumularse esfuerzo. Decidí tomar un atajo y llamar a la delegación que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene en el barrio pamplonés de Ermitagaña. Se hizo la luz: tenían copias de los microfilms navarros y estaban encantados de ponerlas a mi disposición. Más que llevarme una biblia mormona y soportar el proselitismo de una pareja de repeinados impolutos, nada tenía que perder. Conté a Sales mi osadía. -¡Santo Cielo!, ¡que nos lo captan! Al día siguiente el director del Archivo Diocesano me hizo entrega de todo el material que necesitaba y consultarlo fuera del palacio arzobispal. Tiempos pasados, afortunadamente hoy superados a través del servicio prestado por el Archivo a través de la historiadora Juncal Campo Guinea.
Roldán Jimeno Aranguren