En esta obra editada por Txalaparta en 2010, José Miguel Gastón, profesor de secundaria y ex presidente del IGU, explica la lucha de las comunidades rurales por el control de la tierra en la Navarra del primer tercio del siglo XX.
La protesta de los comuneros conscientes, contrarios a la privatización de bienes municipales promovida por la reforma agraria liberal y convencidos de la misión inmemorial del comunal como mitigadora de la desigualdad, supuso un proceso de empoderamiento de los campesinos, que no se resignaron a seguir siendo explotados por corraliceros y labradores pudientes. Apoyándose principalemente en las fuentes judiciales y municipales de las localidades del partido judicial de Tafalla, el autor analiza la heterogeneidad de los actores, sus distintas estrategias, la conformación de un asociacionismo agrario cada vez más complejo, su interrelación con el poder local, los intentos por encauzar las reivindicaciones populares… Y explica cómo surgieron toda una serie de conflictos en torno al comunal que la Diputación tuvo que resolver a marchas forzadas. Ya no bastaba con los repartos caritativos de pequeñas suertes en los sotos donde cultivar productos de subsistencia. La expansión demográfica, el impulso económico, el progreso social y el eclipse de los conflictos exigían una mayor amplitud de miras, acabando, entre otras cosas, con la «anarquía en el disfrute de los comunales».
Unos episodios, narrados con detalle y minuciosidad, que resultan imprescindibles para comprender lo que ocurriría después en los conflictivos años de la República que terminarían con la masacre del movimiento comunero a partir de julio de 1936.